Para romper una lanza a favor de los tests rápidos de antígenos – Antigen rapid lateral Flow Tests (LFT)-, el University College London, junto con otros colaboradores, han elaborado un estudio en el que se ha demostrado que el porcentaje de sensibilidad es mayor del 80%, cuando en estudios anteriores mostraban tan solo un 50%.
De esta manera, se buscaba acabar con el debate sobre la preocupación instaurada sobre la fiabilidad en estos tipos de tests en muchos países que hacían uso de ellos para detectar la población asintomática. Además era una alternativa muy económica y fácil de usar para los ciudadanos, ya que cada uno podía hacerse la prueba en su hogar y autodiagnosticarse.
Dicha investigación se recoje en la Recalibrating SARS-CoV-2 Antigen Rapid Lateral Flow Test Relative Sensitivity from Validation Studies to Absolute Sensitivity for Indicating Individuals Shedding Transmissible Virus. En ella se inisiste en que en los estudios realizados hasta la fecha se hacía una comparación con la prueba PCR, cuando estas realmente detectan material genético durante un periodo de tiempo más largo, aun cuando la persona ha perdido la capacidad de infectar. Por tanto, se necesitaba una recalibración de las estadísticas para poder ver la fiabilidad de este test en específico, aunque en dicha investigación concluyen que se necesitan más estudios que se cercioren de la absoluta sensibilidad. Esto sería a través de series longitudinales de LFT y PCR, con cohortes muestreadas tanto en casos que sean contactos de positivos como en la población general.
Esto es debido a que los LFT son específicos para verificar que un paciente ha sido infectado con el virus aunque no haya dado síntomas de ello. Este grupo en particular es el que debe ser detectado con inmediatez, ya que pueden contagiar sin ser conscientes de ello.
En definitiva, demuestran tener la misma habilidad que la PCR para detectar casos positivos o negativos, rompiendo la teoría de que poseían una sensibilidad muy baja, aunque una alta especificidad.